sábado, febrero 25

North Country: porque definitivamente no es lo mismo ser hombre que mujer y viceversa

End of credits… y mi mente comienza a divagar por temas como la solidaridad y el género y la realidad de lo que significa ser mujer. Ya había entrado a Estruendomudo y había visto que Tomás Redd comentaba algo sobre esta película. Hoy entro nuevamente y veo que tiene una respuesta algo interesante desde el Perú.

Con respecto a la película como tal: qué cabrona está la soledad de la falta de solidaridad. Esa mujer tratando de hacer una lucha como esa, y sola en un principio. Y no puede uno analizarlo haciendo un juicio de valor negativo sobre las demás mujeres en las mismas circunstancias… El sistema está hecho de manera tal que ser solidario, que indignarse o que comprometerse se vuelva pesado y díficil. Tampoco es que le esté tirando un “toallaso” al poco comprometido pero la realidad no es tan simple la cosa como comprometido vs. despreocupado. La realidad es que estuvo bastante fuerte ver las tretas que hubo que utilizar para conseguir la solidaridad para este “class action”. Supongo que estos son tiempos de individualismo.

Luego pensé que, no importa de dónde provengan, hay miedos que son casi exclusivamente femeninos. He tenido esta conversación con varias amigas y, por ejemplo, la violación es un miedo muy femenino. Dudo mucho que cuando un hombre está en una calle oscura piense en que lo pueden violar o sodomizar… pueden temer a un asalto, a una pelea o a que lo maten, pero en general no le temen a una violación.

Y es ahí en donde concuerdo con Miguel Ángel Siña de Perú. Ciertamente la ansiedad de la igualdad en alguna medida se muerde la cola. Hay diferencias innegables entre los géneros que para nada tienen que ver con superior/inferior, buen@/mal@, héroe/villan@, violent@/pacífic@. Es por eso que el feminismo radical y las llamadas “cortahuevos” me parecen un absurdo. Sin embargo ha habido un abuso de ambas partes: de los hombres para seguir meando territorios que realmente son muy transitables por las mujeres y de las mujeres para aprovechar el papel de las débiles cuando les conviene y sobre todo para manipulaciones a veces muy maquiavélicas.

Una cosa es muy cierta y en esto cito a sirreal quien lo comentó en Estruendomudo : “Cierto que el igualitarismo merece un análisis más valiente por parte de los que se dedican a tales artes, pero eso no supone una vuelta a Mamá, Papá, Pepín, Rosa y Mota.”

martes, febrero 21

en el cuarto oscuro

llevo años preparando los químicos
para que se asienten y revelen sobre la plata y la emulsión
la imagen bien contrastada del balance que no nos acaeció

a veces, al vertirlos en las bandejas,
sólo revelaban las alucinaciones que producía mi mente
ellas quemaban el papel con imágenes invisibles
que sin duda provenían de la sobreexposición

los químicos lamían una y otra vez la emulsión
y yo pasaba horas en aquel cuarto oscuro
tratando de balancear lo imbalanceable

abría y cerraba el diafragma
aumentaba y disminuía el tiempo de luz
a ver si con eso corregía la falta de contraste
que la unión de lo tuyo y lo mío producía

transcurrieron años luz
antes de que me diera cuenta
de que al tratar de encarretar el rollo de lo nuestro
el negativo simplemente se rompió

© Siumell González Bermúdez

sábado, febrero 18

El Federal Bureau of Investigation y mi perímetro


Bueno, ya hemos visto y requetevisto las imágenes del FBI, el gas pimienta, los periodistas y los manifestantes. Este suceso me ha motivado a poner en práctica la autodefensa con gas pimienta en varias situaciones que para mí son riesgosas o que, para no pecar de hipócrita, simplemente me parecen molestas.

Aquí van las debidas advertencias:
  1. Usaré gas pimienta para defender mi perímetro siempre que sienta que la persona de atrás en la fila (del banco, de la cafetería en la que almuerzo, del correo, etc.) está muy cerca de mí.
  2. Si me toca bocina inmediatamente cambie la luz en el semáforo, me bajaré de mi carro, le pediré que baje el cristal y usaré el gas pimienta.
  3. Si me persigue en su carro para buscar estacionamiento en Plaza Las Américas, usaré gas pimienta para defender mi perímetro.
  4. Si guía de una manera amenazante que pone en peligro mi seguridad y tengo la suerte de coincidir con usted en un semáforo más adelante, usaré el gas pimienta.
  5. Usaré gas pimienta contra los que al dirigir el tránsito para aliviarnos, simplemente lo ataponan más… supongo que esto de alguna manera viola mi perímetro.
  6. Usaré gas pimienta contra cualquier empleado que me pregunte más de dos veces en menos de 5 minutos: ¿Puedo ayudarle en algo?

De más está decir que mi perímetro, aunque muy bien establecido, no es algo muy tangible que digamos… ups, se parece al del FBI!!!




Las caricaturas usadas en este escrito pertenecen a www.planetakike.com

*Presione aquí para leer el comunicado de prensa del FBI con respecto a este asunto

miércoles, febrero 15

los quince placeres...

Realmente no suelo hacer estas cosas (sí, se que suena trillado pero juro que es cierto). Sin embargo, negarme a la petición de Borges sería algo un tanto “rough” de mi parte, sobre todo después de ponerle cara a las letras y sentir que esos entes que escriben en el ciberespacio te caen bien. Ahí va:

  1. Ver una buena exposición de fotografía.

  2. Comer, simplemente me encanta...!

  3. Aprender.

  4. Después de tirar varios rollos y esperar por el revelado, observar una foto que haya tomado que me parezca muy buena. Afortunadamente estoy orgullosa de unas cuantas.

  5. Encontrarme a mí misma en el escrito de otro.

  6. Coquetearle a alguien que me guste mucho.

  7. Cuando le encuentro un nuevo significado o un detalle del que no me había percatado antes a una canción que me guste mucho.

  8. Crear, cuando me sale (por supuesto).

  9. En las navidades del 2004 me percaté de que viajar sola me parece un placer y no una pesadilla.

  10. Pasear en carro, sin prisa y sin rumbo (en esas ocasiones me encanta guiar).

  11. Ver una buena película.

  12. Ver la serie West Wing.

  13. El momento en el que un libro te atrapa.

  14. Jugar billar con mi amigo “Ricky”. Me produce placer jugarlo con cualquier otro amigo, pero la verdad es que el placer de jugarlo con “Ricky” es particular.

  15. Sentirme comprendida, sentir la solidaridad de alguien que me quiere mucho.

Por supuesto, esta lista no está en ningún orden de preferencia y seguramente he olvidado placeres más importantes o trascendentales que estos. Estos son sólo los que tengo a flor de piel en este momento.