viernes, noviembre 7

"Los colores de mi tierra"

Las necesidades básicas fueron provistas de manera ineficiente ese día. Comió solo una vez y mal, iba al baño cuando estaba a punto de reventarle la vejiga y se acostó tardísimo sabiendo que la jornada laboral del día siguiente sería dura. Hasta los vicios fueron pospuestos hasta que terminara de ver la cobertura de la elección presidencial en Estados Unidos. Salió a comprar cigarrillos a eso de las dos de la mañana y ya que estaba en el garaje de gasolina y ya no había Ley Seca aprovechó para llevarse dos cervecitas para la casa.

Cuando entró al "convenience store" del garaje de gasolina más cercano a su casa, la primera estampa que vio fue la siguiente: dos individuos en los medianos cuarenta borrachitos como los personajes de Jorge Castro y René Monclova en el ya trillado y súper aburrido Club Sunshine hablando de cómo no habían podido superar ser unos mujeriegos. Se veían como el típico tipo que da una labia brutal, en lo personal y en lo profesional, y que está a punto de perder el trabajo con el que mantiene a la esposita de Guaynabo y a las chillitas del resto de la isla porque con el supuesto "tsunami azul" la administración del (des)gobierno de Puerto Rico había cambiado.

Y en efecto, fue por estar sintonizada a los distintos canales locales (que como están las cosas no hay pa'poner Cable TV) viendo la cobertura de las elecciones, que su máquina corporal fue pobremente atendida ese día. Macondo era arropado por un tsunami azul que venía definitivamente del este. Sin embargo, lo que le provocaba una tristeza serena y abonaba al desasosiego con el que ya se estaba acostumbrando a vivir no era el hecho de que el gobernador electo viniera de un sector que cree que puede metérsele a la cama a la gente y prohibir su expresión sexual, afectiva, económica…, un gobernador que piensa poner quién sabe exactamente qué cosas trascendentales y esenciales para la convivencia en manos de "organizaciones de fe" (supongo que de una fe un tanto azulada como la sangre de los nobles), un gobernador salido literalmente de una comiquita gringa cuyo tema es la familia disfuncional...

NO, lo que se volvía gasolina para su desasosiego es el hecho de saberse parte de un país huérfano de líderes, un país huérfano de mentes y por lo tanto, para no seguir mencionando las ausencias que nos ha dejado nuestra orfandad, un país sin candidatos por los cuales poder votar.

Y ni hablar del gobernador saliente. Ese, luego de criticar al gobernador electo porque dijo en un debate que la cosa estaba tan mala que ya ni podía ir al cine con su familia, dio un mensaje televisado de 15 minutos en el que se cantó más pelao' que doña Edwina, a quien la visitó un cobrador de Commoloco para llevarse la lavadora que había financiado con ellos después de tenerla rentada 6 meses con Rent-a-Center. Ese se "mascó" las andanzas de Jed Bartlett en un intento por parecer un hombre de estado de veras, veritas. Ese se dijo y se contradijo en un sinnúmero de ocasiones durante el cuatrienio y se agenció las posiciones directivas del país y de su partido en actos muy hábiles, políticamente hablando, que dan cuenta de que quienes estaban bajo su cadena de mando carecen de materia gris (tal vez debo decir roja) y, en aras del baile, la botella y la baraja que definitivamente se han vuelto lo que caracteriza este país, celebran en un Choliseo repleto de gente fácilmente manipulable el hecho de que no tienen cerebro.

Tal vez… sólo tal vez, el caso más deprimente sea el del candidato que "representa" al partido que busca la soberanía del país. ¿Qué por qué este, que definitivamente era inteligente, es el caso más triste? Porque la falla de este candidato no radicaba en el intelecto, ni en su cantidad de materia gris, y aquí sí que se justifica que no hablemos de materia gris, sino de materia verde. El partido tiene que haber llegado como una bacteria maléfica al cerebro de alguien que se atreva a decir que el hecho de no quedar inscritos no tiene importancia y que seguirán reinscribiéndose cuantas veces sea necesario y haciendo lo mismo. La materia verde ha llegado tan profundo en ese cerebro que no hay ni tan siquiera el cuestionamiento vulgar y repetido hasta por personas "new age" y por otras sin materia gris de que no se puede obtener resultados distintos si se siguen haciendo las cosas de la misma manera. Al fin y al cabo parece que, no importa el talento o la inteligencia que se tengan, Papá Pitufo (en Macondo Papá Pitufo es verde y no azul) , en esa infinita sabiduría que adquirió en las arenas de las playas de Vieques sigue mandando en el "boy's club" y que entonces, en el caso de este candidato lo que falta es independencia de criterio y unos cojoncitos bien puestos para que se le pueda dar el voto. Me pregunto, ¿será verdaderamente inteligente (en el sentido más amplio de la palabra) alguien que no tiene independencia de criterio? ¿Podrá pedirte que "declares tu independencia cuando la de él sigue colonizada? ¿Podrá conseguir la soberanía este país, llevado de la mano de líderes que no han podido independizarse de la tiranía del "boy's club" de su propio partido?

Supuestamente la esperanza se había pintado de otro color. Pero estos muchachos empezaron rapidito con el pie izquierdo cuando, ante preguntas sobre el alquiler de su sede de partido, confundieron lo legal con lo moral, distinción prístina para gente con materia gris. Estos muchachos también evidenciaban la falta de materia gris al no darse cuenta que la mayoría de este país, además de estar suspicaz y en negación con sus propuestas, ni tan siquiera podría situarse en el discurso que proponían. Estos muchachos pisaron con el pie izquierdo, o tal vez con el derecho porque entraron con las mismas carencias que los demás, cuando se olvidaron de defender las propuestas un tanto interesantes como la de eliminar la Oficina de la Primera Dama con el argumento que había detrás de la idea y decidieron caer en la sonrisa y el chistecito de "porque soy soltero" pa' simpatizarle al país y entrarle más fácil. No puede haber materia gris en mentes dispuestas a cambiar el conocimiento y la explicación inteligente por la sonrisita Colgate y el brinquito simpático.

Ante este panorama, y en aras de conservar la salud mental, siempre hay que refugiarse en una mentirita piadosa. En Estados Unidos ganaba por fin un individuo inteligente, con apertura a la diversidad, con ideas nuevas y actitudes civilizadas. Así que decidió embriagarse del HOPE que este muchachón propone y olvidarse que esa nación, en la que faltan mentes con materia gris, no por montones sino por millones, no había elegido a Obama por esas razones. Decidió olvidarse de que realmente le eligieron porque les duele el bolsillo, porque están en la desesperanza económica y en una desesperación legendaria y porque de viaje sirve para decirle al mundo que son "cool" porque tienen un presidente negro. Ja!, de vuelta al dilema de si hay que darle más valor a la intención o al resultado.

En fin, que cuando llegó a la casa después de comprarse los cigarrillitos y las dos cervecitas pensó que nunca había tenido más relevancia ese anuncio ya convertido en clásico de Harris Paint que cantaba así: "Los colores de mi Tierra…" Si servirán esos colores para darnos esperanza realmente o no, es una pregunta con dura, pero no enigmática contestación…


Gracias a mi "alterego" por las conversaciones que me inspiraron para poder producir este escrito.

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2 Comments:

At noviembre 07, 2008 6:43 p.m., Blogger JorgeIvan said...

nice writing

 
At noviembre 08, 2008 12:27 p.m., Blogger Unknown said...

Me ha gustado mucho, una bloggera urbana interesante.

cada uno somos nuestra esperanza.

 

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