Mudarse es una pendejá
*Colaboración para Cristallo de: "el chino loacensucasa"
Míralo aquí! Tanto que lo busqué! Ahora que no lo necesito es que aparece. A todo nos ha pasado esto. Pero cuando nos estamos mudando es que aparece todo lo que estaba perdido.
Todo comenzó con la idea de la nena de mudarse a otro apartamento para economizarse treintiún dólares al mes. Como siempre, para las cosas grandes hace falta ayuda. Así que allá fuimos a ayudar a la nena. Llegué en el momento de repartir las cosas que sobran, o más bien que no quería llevarse para el nuevo apartamento. Los muebles de la sala, tv y otros tereques fue un quitao.
El problema surgió con el combo. Y, ¿qué es el combo? El combo es un enser eléctrico diseñado para cargarlo entre cuatro, por su peso, pero que sólo lo pueden agarrar dos personas. Mide como ocho pies de alto (desde mi estatura todo se ve alto). Para complicar las cosas, en la parte de atrás tiene un filo con el cual uno se puede afeitar. Por más que uno trate de evitarlo, siempre te afeita por lo menos un dedo. El diseñador lo hizo para lavar y secar la ropa, pero sobre todo para que cupiera en un espacio pequeño a pesar de su tamaño tan grande.
Una vez lo montamos en la guagua y luego del primer dedo afeitado, teníamos que llevarlo a su destino, que era nada menos que a un tercer piso por escaleras, porque no hay ascensor. Después de conseguir una correa para la cintura de cada uno, decidimos que antes de bajarla, para después subirla, teníamos que comer algo. La nena encargó una pizza, pero decidió que no nos la podíamos comer hasta subir el combo, porque nos poníamos pesados y no íbamos a tener fuerzas para subirlo. Resultó un gran experimento decidir si subíamos el combo con la poca fuerza que se tiene con hambre o con la otra poca fuerza que se tiene luego de llenarse bien la barriga.
Como la nena es la que manda y de eso sí que nadie tiene duda(se han hecho diferentes experimentos y todos han dado como resultado que la nena es la que manda), emprendimos la tarea de subir el combo al tercer piso por las escaleras y con hambre. Lo subimos con el resultado de dos espaldas jodías y dos dedos afeitados. Hicieron falta dos potes de "icy hot" y una caja de curitas, eso sin contar el malestar de comer pizza fría.
El que pensó que el trabajo más difícil era subir el combo se equivoca. El trabajo difícil fue instalarlo. El lugar seleccionado para el combo era tan pequeño que solamente podía hacerlo un niño pequeño o un adulto con la estatura de un niño pequeño. Aquí es donde papá queda retratao. Meterme en aquel espacio tan reducido no fue gran problema, el problema fue tratar de salir. A todos nos hizo recordar las famosas pastillas de chiquitolina del Chapulín. El problema era que si me ponía más pequeño me desaparecería. El desaparecer realmente no era el gran problema, el asunto era que entonces no tendrían quién les ayudara con el resto de la mudanza. Así que se decidió que tenía que salir con mi tamaño. El eliminar un poco de la pizza fría que me había comido ayudó bastante. De todas formas, luego de salir estuve tres días sin poderme enderezar bien.
La economía de los treintiún dólares que se iba a economizar la nena en la renta se la llevó el aumento en el peaje. Ella decidió quitar el servicio de cable para economizarse cuarenta pesos. Esa economía se la llevó el aumento en la gasolina. La economía que iba a tener no comprando el periódico se la llevó el aumento en el café. El ahorro que iba a tener al dejar de enviar la ropa al laundry se lo llevó el aumento en el agua. Y el aumento en la luz sí que le descuadró el presupuesto porque para ese aumento no tenía de dónde ahorrar.
Como pueden ver, para la próxima mudanza hay que contar con los planes del Gobernador en cuanto a su política de aumentos.
Para completar el cuadro, la otra nena dos meses más tarde decidió mudarse. Y, ¿ adivinen qué? Eso mismo. Ella también tiene un combo. Por eso digo que mudarse es una pendejá.
Todo comenzó con la idea de la nena de mudarse a otro apartamento para economizarse treintiún dólares al mes. Como siempre, para las cosas grandes hace falta ayuda. Así que allá fuimos a ayudar a la nena. Llegué en el momento de repartir las cosas que sobran, o más bien que no quería llevarse para el nuevo apartamento. Los muebles de la sala, tv y otros tereques fue un quitao.
El problema surgió con el combo. Y, ¿qué es el combo? El combo es un enser eléctrico diseñado para cargarlo entre cuatro, por su peso, pero que sólo lo pueden agarrar dos personas. Mide como ocho pies de alto (desde mi estatura todo se ve alto). Para complicar las cosas, en la parte de atrás tiene un filo con el cual uno se puede afeitar. Por más que uno trate de evitarlo, siempre te afeita por lo menos un dedo. El diseñador lo hizo para lavar y secar la ropa, pero sobre todo para que cupiera en un espacio pequeño a pesar de su tamaño tan grande.
Una vez lo montamos en la guagua y luego del primer dedo afeitado, teníamos que llevarlo a su destino, que era nada menos que a un tercer piso por escaleras, porque no hay ascensor. Después de conseguir una correa para la cintura de cada uno, decidimos que antes de bajarla, para después subirla, teníamos que comer algo. La nena encargó una pizza, pero decidió que no nos la podíamos comer hasta subir el combo, porque nos poníamos pesados y no íbamos a tener fuerzas para subirlo. Resultó un gran experimento decidir si subíamos el combo con la poca fuerza que se tiene con hambre o con la otra poca fuerza que se tiene luego de llenarse bien la barriga.
Como la nena es la que manda y de eso sí que nadie tiene duda(se han hecho diferentes experimentos y todos han dado como resultado que la nena es la que manda), emprendimos la tarea de subir el combo al tercer piso por las escaleras y con hambre. Lo subimos con el resultado de dos espaldas jodías y dos dedos afeitados. Hicieron falta dos potes de "icy hot" y una caja de curitas, eso sin contar el malestar de comer pizza fría.
El que pensó que el trabajo más difícil era subir el combo se equivoca. El trabajo difícil fue instalarlo. El lugar seleccionado para el combo era tan pequeño que solamente podía hacerlo un niño pequeño o un adulto con la estatura de un niño pequeño. Aquí es donde papá queda retratao. Meterme en aquel espacio tan reducido no fue gran problema, el problema fue tratar de salir. A todos nos hizo recordar las famosas pastillas de chiquitolina del Chapulín. El problema era que si me ponía más pequeño me desaparecería. El desaparecer realmente no era el gran problema, el asunto era que entonces no tendrían quién les ayudara con el resto de la mudanza. Así que se decidió que tenía que salir con mi tamaño. El eliminar un poco de la pizza fría que me había comido ayudó bastante. De todas formas, luego de salir estuve tres días sin poderme enderezar bien.
La economía de los treintiún dólares que se iba a economizar la nena en la renta se la llevó el aumento en el peaje. Ella decidió quitar el servicio de cable para economizarse cuarenta pesos. Esa economía se la llevó el aumento en la gasolina. La economía que iba a tener no comprando el periódico se la llevó el aumento en el café. El ahorro que iba a tener al dejar de enviar la ropa al laundry se lo llevó el aumento en el agua. Y el aumento en la luz sí que le descuadró el presupuesto porque para ese aumento no tenía de dónde ahorrar.
Como pueden ver, para la próxima mudanza hay que contar con los planes del Gobernador en cuanto a su política de aumentos.
Para completar el cuadro, la otra nena dos meses más tarde decidió mudarse. Y, ¿ adivinen qué? Eso mismo. Ella también tiene un combo. Por eso digo que mudarse es una pendejá.