sábado, abril 8

De calcomanías milagrosas, juntas de condómines y prejuicios...

El presidende de la Junta de Condómines del condominio era un señor de 76 años con el carro lleno de calcomanías pro-Rosselló, Bush, el ejército, etc. Se le ocurrió la brillante idea de que si todos los que allí vivimos identificamos nuestros carros con una calcomanía que diga que somos residentes del Condominio “X” los problemas de seguridad terminarían en nuestro hogar. Nada más lejos de la realidad, aunque no tengo ningún problema con que crea que su idea es genial.

Con lo que tengo problemas es con que el guardia me siga hasta mi carro y me regañe porque no tengo la calcomanía milagrosa y entre como “pancha por mi casa” debido a que el portón está dañado y no tuve que usar mi beeper para abrirlo como siempre hago. Y aún con el gesto de persecución del guardia no tengo mayores problemas… la molestia grande vino cuando me dijo que lo del “stickersito” era obligatorio.

WOW!! Ahora resulta que la Junta decide que tengo que identificar mi carro, no sólo para el guardia, sino para cualquiera que quiera mirar el cristal delantero y saber dónde vivo. Ante esta obligatoriedad decidí hacerle saber al “presi” (como le llamaremos amigablemente de aquí en adelante) que no iba a poner la calcomanía en mi carro porque entiendo que esto crea un problema de seguridad innecesario, en el sentido de que cualquier loco en la calle (que hay bastantes) que se ensañe contra uno puede identificar de manera muy fácil nuestro lugar de residencia. Una pequeña anécdota para probar el riesgo: una vez hice un corte de pastelillo sin querer porque no ví el otro carro... ¿saben qué pasó? El individuo me apuntó con una pistola a plena luz del día gritando como loco en una luz en la Ave. Iturregui. Yo arranqué lo más rápido que pude, pero si él hubiese visto donde vivía en el cristal de mi carro probablemente no estaría escribiendo esto.

Entré a la oficina de administración, dije buenos días como siempre hago cuando me cruzo por delante a otro compañero de especie y pregunté de manera muy cordial si había que poner la calcomanía de manera obligatoria. El presi, con quien nunca he cruzado palabra, exceptuando los buenos días, tardes, noches, me miró de arriba abajo y, con la cara que ponen las personas de esa edad cuando van a proceder a juzgarte porque eres muy joven, procedió a decirme que sí. Le expliqué el argumento que narré en el párrafo anterior de manera cordial y calmada y lo que pasó después no me sorprende viniendo de alguien con la descripción de la primera línea de esta narración.

En resumen: me dijo que tendría problemas para entrar todos los días (no sé cómo porque tengo mi beeper…), que en sus 76 años cuando no le gustaban las normas de un sitio o tenía problemas con los vecinos se mudaba, que si yo era titular o vivía alquilada y que proximamente estarían instalando cámaras por doquier. Supongo que esto último lo dijo asumiendo que una persona con la cara de “chamaquita” que tengo yo vive alquilada (como si ser “propietario” o “inquilino” dijera algo sobre la calidad de las personas) y es una rebelde que como todos los jóvenes no quieren seguir las normas (partiendo de su opinión de la juventud).

Al principio me molesté, pero luego vi la gran oportunidad que me daba la vida de reivindicarme a mí y a mi generación (tengo 26). Aquellos que me conocen saben que soy una fanática de las reglas y del orden. Le expliqué que, a pesar de que luzco muy joven, el apartamento era mío (aunque en realidad las propiedades son del banco hasta que uno las salda, pero eso no viene al caso…), que las normas me fascinan en el sentido de que ayudan a vivir ordenadamente, que me encanta vivir en el Condominio “X”, que nunca he tenido problemas con mis vecinos, que soy fanática de pagar el mantenimiento el día 15 del mes anterior al que estoy pagando, que sus gestiones de poner la lista de los morosos (curiosamente la gran mayoría de generaciones mayores que la mía) en el lobby para que la presión pública los obligara a pagar me pareció muy buena y que las cámaras me parecían una solución, aunque invasora de la privacidad, necesaria para velar por la propiedad común que se encuentra en el lobby. Todo esto calmadamente mientras escuchaba: “tos ustedes son iguales” (refiriéndose a los jóvenes).

Luego de un careo de aproximadamente unos 10 minutos le dije que me diera mi calcomanía, pero que le dejaba saber “upfront” que no pensaba pegarla por dos razones: 1) pienso que crea un problema de seguridad y 2) porque ninguna ley de condominios, propiedades horizontales, etc. me obliga a identificar mi carro (que es mi propiedad privada) de esta manera . También le indiqué que aunque lo de las cámaras es un issue sobre el cual se puede discutir su solidez legal debido a la invasión de privacidad que traen consigo, estaba dispuesta a ceder mi privacía en los alrededores del condominio con tal de que pueda adjudicarse responsabilidad por algunos actos vandálicos provenientes de residentes que no quieren pagar… en fin que no quieren seguir las normas. También le hice la invitación a que buscara la ley que diga que pegar la “calcomanía milagrosa” es obligatorio y me hiciera llegar la copia. Debo admitir que aunque manejé la situación de manera calmada y cordial, sí me da coraje el hecho de que el planteamiento fuera despachado en la mente del “presi” como otra negativa a seguir normas por parte de los muchachitos estos, entiéndase la juventud.

Es duro para la gente de mi generación (que ha asumido todas las responsabilidades de la adultez a edades mucho más tempranas que muchas generaciones anteriores) tener que estar validándose como personas responsables, educadas, etc. todo el tiempo porque se presume que si tienes carita de estudiante eres un rebelde irresponsable… cosa que no somos ni todos los adultos que estudiamos y trabajamos ni todos los adultos universitatios que pueden estudiar "full time" y vivir con sus padres. Situaciones como la anterior pasan muy a menudo, demasiado diría yo.

Señor presi:

Lo exhorto a que mantenga sus prejuicios a nivel personal y a que cuando esté en calidad de Presidente de la Junta se abstenga de utilizarlos (si es que tiene la capacidad de hacer ese desdoblamiento) en contra de titulares responsables que estamos de acuerdo en que hay que mejorar la calidad de vida de nuestro hogar y en seguir normas que no violen derechos fundamentales. Lo exhorto mejor a que bregue con algunos de los cuarentones, cincuentones y hasta setentones de nuestro condominio que no pagan a tiempo, que no saben vivir en comunidad, etc.

Lo exhorto a que abra su mente un poco más y haga como tendré que hacer yo en el día de hoy: no pasar juicio de toda su generación a raíz de la mala representación que usted hizo como miembro de la misma. Citando lo que usted mismo dijo al final de la conversación en la que estoy segura que tomó los datos necesarios para ver como puede hacerme la vida imposible: “no hard feelings”.

2 Comments:

At abril 08, 2006 7:35 p.m., Blogger  said...

ouch! eso si que estuvo fuerte ah? pero creo q hiciste bien...uno nunca debe de tomar la parte por el todo, cosa que- desgraciadmaente, como dijiste- sucede demasiadoa menudo con nosotros los jovenes...

 
At abril 09, 2006 9:10 a.m., Blogger Glifo said...

Pero que cojo... Estoy plenamente deacuerdo con no poner la calcomanía en tu carro. Es tu seguridad y tu privacidad lo que está en juego, y no me cabe en la cabeza, que ese ser humano no entendiera argumentos tan contundentes. La ceguera que provocan los prejuicios es terrible, el tipo se apertrechó en una muralla de negatividad sólo por tu edad y probablemente también por tu género. Mujer y joven que combinación... para ser totalmente ignorada por los de esa generación.

 

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